viernes, septiembre 17

La gata sin ropa

Toda ciudad tiene su gato encerrado: un alma felina, nocturna, canalla. En Lisboa, esta figura apareció cubierta por el manto de la rica herencia católica de la ciudad, bajo la forma de Santa Felina del Rossío; en París, mira por dónde, se ha personificado en un ser mundano, secular y nada beato. Esta gata cabaretera se llama, atención, Madame Claude Marcel Fernande Loutrel du Barry.
Sus nombres vienen de personajes, ahem, eminentes de la historia francesa... como Madame Claude Fernande, jefe de un séquito de muy sofisticadas damas de compañía que atendían a lo más granado de la alta sociedad parisina. Pierre Loutrel, mejor conocido como Pierre Le Fou ("el loco"), fue un notabilísimo miembro de la resistencia francesa; también destaca su desempeño en las áreas del crimen organizado, el robo a mano armada, y el chulerío en general. El broche de oro lo pone Madame du Barry, experta en el arte de convertir el amor en una peligrosa arma de manipulación política, promoción social y enriquecimiento personal (murió guillotinada en 1793).

Nuestra Mme Claude, al igual que Sta Felina, fue hecha en bronce. Está incrustada en una de las paredes del roomroom, el plácido lounge del hotel, donde un marco luminoso hace destacar su presencia, pues a todas las grandes damas les gusta ser el centro de atención.


Más capricho parisinos

En todo el resto del hotel Gat París Follies, estratégicamente construido frente al teatroFollies Beregere, hay intervenciones nuestras. Por ejemplo, las 5 sardinas gigantes (¡casi un metro, vamos!) que decoran el Gat Kitchen, restaurante del hotel; el escaparate del merchandising de la marca, una especie de trastienda de los años ‘20, con un antiguo telón de teatro, mainiquíes Stockman, viejas letras para imprimir pósters... un alma rústica para la capital del glamour.


No olvidemos el mostrador de la recepción, pulcro como un felino. Le dimos un poco de vida con memorabilia parisina pintada de verde flúor, el color Gat, y alusiva a los gatos y su extensa parentela.


La pared de fondo del ojo de la escalera central, de 15 metros de altura, está forrada en boatiné de piel roja, a la manera de una sofisticada, digamos, residencia para señoritas. Y sobre el cuero, 13 chandeliers abstractos, hechos silueta, iluminan la escalera y alojan varios gatos traviesos, que mueven su cola sinuosamente por el aire.


Al igual que en otras sucursales del hotel, hay un misterioso gato que va dejando rastros de su paso por las habitaciones...

¿Alguien ha visto un lindo gatito?

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